Mariano
Duna
El 10 de noviembre de 2017 la periodista
Luciana Vázquez entrevistó a Sylvia Nogueira, Jefa del Departamento de Latín
del CNBA, para la sección “Conversaciones en La Nación” de la página web de dicho medio (ver LINK).
Más allá del punto de partida
elegido por la entrevistadora para dar inicio a su reportaje –la incidencia que
tendría la enseñanza de Latín en la mejora de resultados en pruebas estandarizadas
del nivel medio- no deja de ser una buena noticia el hecho de que un medio de
comunicación priorice la voz de una profesora en lugar de presentar –como muchos
periodistas suelen hacer- a especialistas
o directivos que muy pocas veces pueden realizar comentarios a partir de su experiencia
al frente de cursos.
Nogueira es interpelada en tanto
especialista en la enseñanza de Latín, y esa particularidad es la que
seguramente explique cómo llegó a este ciclo de entrevistas. Sin embargo –insistimos-,
sus respuestas, perspectivas e hipótesis son formuladas en todo momento a
partir de su formación académica y, sobre todo, basándose en su experiencia de
más de veinte años en las aulas.
Lo que en cualquier otro caso termina
siendo un desarrollo de lugares comunes –el desafío de “motivar” a alumnos
adolescentes o el uso de la tecnología en la educación, por ejemplo-, en
palabras de una profesional trabajadora de la educación como Nogueira se torna
un impulso para la reflexión y la acción a partir de determinados principios.
En particular queremos destacar lo
que Nogueira formula respecto de la utilidad de la enseñanza del Latín y el
derecho a una formación humanista (minuto 15 del reportaje):
"¿Qué
es útil?" es una pregunta abstracta que requiere una ubicación en otra
finalidad: “qué es útil” para trabajar, “qué es útil” para el desarrollo
cognitivo, “qué es útil” para un ciudadano... Yo diría que la enseñanza del latín es útil para
múltiples objetivos.
Si
hablamos de una enseñanza humanística, creo que es útil para darle a un ser
humano la reflexión que otros seres humanos vienen haciendo antes de nosotros y
que nos aporta muchísimo; es una sabiduría "de especie" que, con el
paso del tiempo, los estudiantes aprovechan de diferentes modos. Por ejemplo,
en torno al concepto de república, que hoy está tan caliente en nuestro
contexto inmediato, en chicos que tienen que decidir su voto, reflexionar sobre
la república sin las adhesiones que genera lo inmediato -desde el discurso de
Cicerón, por ejemplo- puede aportar muchísimo. Pero esto no se da solo en
Latín; la literatura da lugar a eso. Y Latín es una de las materias que puede
aportar una gran literatura a la formación humanística a la que creo que
deberían tener derecho todos.
No
importa si alguien ya se orienta desde el nivel medio –ésa para mí es otra
inquietud, que implica una política global sobre la secundaria, que es tan
crítica en estos momentos-: aún con un técnico, justamente si se va a
especializar en una carrera técnica, creo que la secundaria tiene la gran
responsabilidad de brindarle una formación humanista a la que tiene derecho
cualquier ciudadano.
Frente a la discusión sobre un plan de
estudios general o con orientaciones, Nogueira nos propone una consigna –la formación
humanista como derecho- y nos habilita una clave de interpretación: dentro de las opciones de
enseñanza media que la Universidad de Buenos Aires ofrece, el CNBA debe pasar a
ser pensado como una institución de enseñanza media universitaria de
orientación humanista. En el contexto actual de obligatoriedad de la escuela
secundaria y frente a la demanda de una educación pública inclusiva y de
calidad, otras pretensiones –como la de ser una institución formadora de la
clase dirigente- deberán ser dejadas poco a poco de lado y reemplazadas por
proyectos pedagógicos que expliciten tanto sus medios como sus fines.
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