27 de febrero de 2018

Acerca del nuevo plan de estudios y la actualización curricular


Por Claudio Acuña

Contexto de la reforma
En los últimos años se ha venido trabajando en el CNBA en una reforma del plan de estudios y en una actualización curricular. Este desafío ha sido planteado desde el inicio de su gestión por el Rector Gustavo Zorzoli y ha contado con diversas instancias en las que participaron diferentes expertos y especialistas en educación a través de jornadas institucionales, conferencias, charlas e intercambios que han venido contribuyendo a un debate sobre la necesidad de actualizar el plan de estudios.
Como resultado de ese proceso podemos afirmar que el mismo ha contado con el impulso sostenido del Rector y con una participación relativa del resto de quienes componen nuestra comunidad educativa. De manera diferente y desigual fueron haciendo sus aportes alumnos, docentes, y demás áreas que hacen a la estructura pedagógica, administrativa e institucional del Colegio. Sin embargo, también es necesario señalar que la ambiciosa propuesta no logró suscitar un clima de compromiso extendido ni mucho menos un grado de participación imprescindible para el desafío planteado. Más bien podemos decir que el objetivo propuesto logró entusiasmar parcialmente a un sector del estudiantado. Es necesario señalar esta situación porque entendemos que nunca se logró construir un consenso, como así tampoco se pudo generar condiciones para un compromiso generalizado que permita plasmar un proyecto de semejante envergadura por parte de quienes van a ser afectados, de una manera u otra, por una eventual reforma.
El otro aspecto a tener en cuenta, cuando hablamos del contexto de la reforma, son los vientos de cambio que soplan sobre el sistema educativo y que se proponen desde el Gobierno nacional. Hay un claro cuestionamiento a los paradigmas en los que se desarrolló nuestro sistema educativo en las últimas décadas, al sentido de la escuela y al rol de los docentes.  En esta nueva oleada de neoliberalismo a escala regional y con una crisis en los sistemas educativos que trasciende –en muchos casos- las fronteras del continente, se plantea un cambio profundo. Las reformas que se proponen apuntan a cambiar la concepción de la Educación que hemos tenido hasta el momento, dejando de concebirla como un Derecho que tenemos como ciudadanos para convertirse en un servicio y una inversión. Una inversión por parte de las empresas y también una inversión individual, del propio estudiante del que dependerá –según su formación- la futura penetración en el mercado laboral. El cambio de concepción en la educación apunta a producir una nueva subjetividad -la del individuo emprendedor- y para esto se necesita algo diferente al docente formador, más bien se necesita un entrenador en competencias que ayude a formar en nuevas destrezas y habilidades:

En el fondo, lo que más ha cambiado en el mundo de la enseñanza es el protagonista al que se le dirige la educación o la instrucción. No es lo mismo enseñar a ciudadanos que enseñar a emprendedores […]. Al pasar de un plano a otro, pasamos del universo de los derechos y libertades, al de un material humano completamente diferente: individuos que se enfrentan al mundo en solitario […]. Lo que se viene llamando últimamente, tanto desde la derecha como desde la izquierda, una «educación integral». (Fernández Liria, García Fernández y Galindo Ferrández, 2017, ED. AKAL).

Esta es lo que subyace en el discurso de Cambiemos y el PRO, quizás expresado de manera brutal, pero es de lo que se habla: un cambio en la matriz cultural (Finocchiaro, 2017). Desde esta perspectiva hay que  mensurar la batería de medidas que se vienen tomando en los últimos años; cambios que generan polémicas como lo es –por mencionar un ejemplo reciente- la creación de la Universidad para Docentes. De esos cambios el Colegio no está blindado.
Frente a este contexto -que describimos de manera muy sintética- los alumnos vienen trabando en un borrador de trabajo que plantea un nuevo plan de estudios y una actualización curricular. Valorando el trabajo realizado y reconociendo una intención que se apoya en una necesidad de modernizar el plan de estudios, creemos necesario señalar algunas cuestiones  que están ausentes o que al menos deben ser problematizadas y profundizadas.

Algunos presupuestos para una posible reforma
Una primera cuestión no resuelta es que tanto el plan de estudios como la actualización no definen conceptualmente cuál sería el punto de partida cuando se piensa en el rol de la educación. No está claro qué posición se toma frente a los debates existentes ni tampoco cuál sería el perfil del ingresante y del egresado que se propone como alternativa al proyecto vigente. Hay una crítica y a la vez una impugnación al modelo enciclopedista y memorístico del Colegio, estableciendo erróneamente cierta relación en estos términos que no necesariamente deberían estar vinculados. Por otra parte, la crítica al modelo enciclopedista no rescata que aún con sus limitaciones ha tenido y tiene cierta eficacia en cuanto a preparar a nuestros egresados para afrontar estudios superiores y formarlos para ejercer su rol como ciudadanos.
Si uno observa el diseño de la actualización curricular parecería que –en principio- solamente estamos ante  un cambio en la denominación de algunas de las materias y ante la presentación de algunos nuevos contenidos y materias o cursos electivos. En este sentido, las modificaciones parecerían no ser tan radicales. No obstante, me da la impresión de que hay aspectos que no están profundizados –como, por ejemplo, la cuestión de las áreas y su transversalidad-, que pueden efectivamente dejar la puerta abierta a cambios de fondo. Parece que estamos ante un tipo de reforma que es cuidadosa en su escritura; no existen palabras o términos que son polémicos y que están en la superficie de los debates actuales  cuando se habla de la crisis de la educación o de la necesidad de hacer una transformación de los lineamientos educativos en general y del Colegio en particular. Por ejemplo, conceptos como “emprendedor”, “educación al servicio de las necesidades del mercado” o “flexibilización en la adquisición de saberes” no están presentes. Al no haber una profundización en las cuestiones que hacen, por caso, a los contenidos curriculares, al proyecto global o a la transversalidad, se deja la puerta abierta a otros sentidos implícitos hacia los que se puede llegar a orientar la reforma.
En el nuevo plan de estudios se plantea como novedad la cuestión de las Áreas por encima de los Departamentos; me da la impresión de que esto –que significa un cambio en términos pedagógicos- abre la posibilidad de atenuar la autonomía y el poder de los Jefes de Departamento con respecto a sus materias, a sus contenidos, a su dictado y a su funcionamiento. La creación de Áreas en cierta medida pone en discusión positivamente las estructuras actuales de los Departamentos que funcionan muchas veces como compartimentos estancos.
Por otra parte, entiendo como una de las carencias más importante que el Proyecto no contiene ninguna perspectiva de Género en general y tampoco a nivel curricular. ¿No se hace necesario, en la perspectiva de un nuevo plan de estudios incorporar el binomio educación y género?
Sin la pretensión de hacer un desarrollo de esta problemática, está claro que esta perspectiva no está incorporada. No está planteada curricularmente (por ejemplo, en Filosofía, Historia, Derecho, Literatura o Educación para la Salud), como así tampoco está incorporada -solo mencionada- la aplicación de la Educación Sexual Integral. Un nuevo proyecto educativo, una reforma de fondo, que no aborde esta problemática será una reforma que no esté acorde al nuevo contexto social que existe con respecto al rol de la mujer en la sociedad y a su lucha por la paridad de género, la igualdad y la desmitificación de roles, entre otras cuestiones.
En este sentido, debemos recordar que recientemente el Colegio resolvió a través del CER adherir al Protocolo contra la violencia de género sancionado por la UBA y además promovió –paraa consideración del Consejo Superior- un Protocolo específico para los alumnos y alumnas de las Escuelas Medias.
Estas resoluciones dan cuenta de esa nueva realidad que hace a la formación, a las relaciones de convivencia y a la educación; son avances importantes para un Colegio pensado originalmente para varones. En definitiva, estamos ante un aspecto muy importante y la ausencia de estos elementos constituye una debilidad de la propuesta. Tampoco está claro -y está en consonancia con la ausencia de la perspectiva de Género- cuál va a ser el rol que van a ocupar las docentes en las futuras estructuras pedagógicas, institucionales, y aquí no se trata de una cuestión de cupos sino de enfoque.
Por último, entiendo como un aspecto no abordado ni curricular, ni didáctica ni pedagógicamente el vínculo entre la renovación que se propone desde el nuevo plan de estudios y el Curso de Ingreso. El Curso de Ingreso aparece como un momento independiente, sin relación con ese nuevo proyecto de Colegio. Cabe aquí también interrogarse si un nuevo plan de estudios no debería también plantearse algún tipo de modificación o al menos abrir un debate sobre la utilidad y modalidad del Curso de Ingreso. Más aún teniendo en cuenta que es un momento constitutivo fundacional en la relación de los alumnos y alumnas con el CNBA. No está ni siquiera planteado como una cuestión que deba revisarse, o como una hipótesis de trabajo, y es otra debilidad que tiene el proyecto.
Sin embargo, estas críticas y diferencias señaladas no desconocen, por un lado, el trabajo acumulado en estos años, trabajo valioso y necesario para encarar  tanto una reforma del plan de estudios como así también una actualización curricular. En este sentido, quizás se puede pensar algún tipo de modificaciones curriculares, sin que estén atadas a una reforma integral. Esta posibilidad puede permitir experimentar y evaluar las actualizaciones curriculares (Plástica, Música, Informática, por ejemplo) como así también se podría poner en práctica el funcionamiento de las áreas, la transversalidad y la interdisciplinariedad entre las materias. Es evidente que se hace pertinente avanzar en una serie de reformas que den paso a un proyecto que supere los anacronismos vigentes.