Por Andrés Doudchitzky
Estudiante CNBA
Primera
parte
El
artículo “Gestionar
la reforma del plan de estudios del CNBA desde el paradigma de la complejidad”
de Manu Sánchez nos invita a pensar algunas problemáticas de la reforma del
plan de estudios desde la perspectiva de un docente. El artículo retoma varias
veces el concepto de desigualdad para pensar la flexibilización curricular y
sobre el curso de ingreso.
Es
innegable, el Colegio Nacional de Buenos Aires es un colegio que educa desde y
para la desigualdad. Es difícil pensar en una innovación de técnicas pedagógicas
si gran parte de lxs encargadxs en llevarlas a las aulas son quiénes fomentan
la competencia, la meritocracia y la verticalidad dentro del aula. Igualmente,
es nuestra responsabilidad como militantes de la transformación educativa dar
esas discusiones.
I
El
artículo con el que dialogo piensa en una correcta gestión del plan de estudios
para elevar la calidad educativa. Es claro que la gestión es central, y esa
discusión se da en un año de elección de rector, y en un Consejo Resolutivo
marcado por lxs representantes docentes reaccionarios, muy alejadxs de la
discusión en las bases, y por la inoperancia general del consejo. Se presenta
entonces una oportunidad grandiosa pero donde la mejor herramienta, la
institución más participativa (falsamente democrática), es el peor enemigo.
Esto no es porque los docentes que están sentados en el consejo representen
realmente a lxs docentes ya que su plataforma electoral fue escasa de contenido
y su accionar es poco conocido, sino porque se ve difícil un horizonte en donde
estos se presten a discusiones con estudiantes para pensar un nuevo colegio
(así como han trabado la reforma de plan de estudios), o donde elaboren uno
suyo que tenga cabida en el Consejo Superior sin el apoyo de toda la comunidad.
Especialmente pensando en que su única coherencia a lo largo de estos dos años
fue posicionarse en contra de las políticas autoritarias de Zorzoli, de un
claro tinte radical (fomentando los valores del capitalismo competitivo y
violento, pero levemente inclusivo. Autoritario, pero con instancias de
discusión con la burocracia de los claustros).
La relevancia de la elección de rector abre las puertas para modificar las decisiones poco horizontales de lxs representantes del claustro docente, y para postular un proyecto de gestión entre aquellos que abandonamos el conservadurismo y pensamos en una reforma de plan de estudios que requiere de una correcta administración.
La relevancia de la elección de rector abre las puertas para modificar las decisiones poco horizontales de lxs representantes del claustro docente, y para postular un proyecto de gestión entre aquellos que abandonamos el conservadurismo y pensamos en una reforma de plan de estudios que requiere de una correcta administración.
Esta
proyecto debe ser interclaustro, muchxs docentes y estudiantes coincidimos más
de lo que el rector y lxs representantes docentes predican, siendo funcionales
al fraccionamiento y la debilidad de nuestros reclamos. Como en cualquier
espacio gremial amplio, encontraremos miradas contrapuestas, es por eso que
aquellxs que trabajamos en la misma línea tenemos que profundizar y fortalecer
nuestras discusiones.
II
La
discusión de la actualización del plan de estudios en el claustro estudiantil
fue de momentos apresurada (probablemente por nuestro corto recorrido en el
secundario, y por no encontrar aliadxs docentes para dar la discusión tras
nuestra partida), e incompleta, así como señala Sánchez, nuestra acción, por
ahora, apuntó a una transformación del currículum y a algunas innovaciones
técnico-pedagógicas sin discutir ideología de fondo. La necesidad de la
transformación primera del currículum tiene sentido, las formas orientan el
contenido. La rigidez del colegio, desde los pupitres, hasta la clase, se
expresa en su currículum formal, que homogeniza y normaliza a lxs estudiantes
con una norma frente a la que necesitamos rebelarnos. Es sano que nos la
discutamos, y es impostergable, la desactualización del colegio y el plan de
estudios es tan inminente, que vemos grupos de estudiantxs y docentes que se
organizan para ofrecer desde el colegio trayectorias que acompañen vocaciones
dedicadas a, la computación o al cine (y otros artes), disciplinas de
importancia hoy que no son comprendidas por un plan de estudios que sigue una
forma muy antigua. La discusión debe profundizarse, ser más holística, pero no debe
abandonar esta característica que imprimieron las discusiones entre
estudiantes, la flexibilidad curricular no es necesariamente propia de un
modelo capitalista ni desigual, es comprender la individualidad dentro de un
proyecto pensado en pos de la igualdad. Tanto el totalitarismo, que impone su
norma como única posible, como la flexibilidad pueden bien ser conservadores o
revolucionarios, depende de que otra transformación demos en el colegio.
Segunda parte
Hoy por
hoy, las aulas son un campo de guerra y cada evaluación (o cierre de trimestre)
sus batallas. Lxs estudiantes están demasiado ocupadxs aprobando como para
aprender, y los docentes demasiado ocupadxs trabajando como para innovar, y
mejorar la educación del día a día.
Es muy
recurrente encontrarnos en el Colegio con competencias que en nada acompañan
una pedagogía del aprendizaje sino que apuntan a una pedagogía del rendimiento.
El mayor y peor caso de estos es el curso de ingreso.
I
I
El curso
de ingreso es el histórico filtro socioeconómico que hace al Colegio “de
élite". Este, por sobre el aprendizaje, prioriza el rendimiento, por sobre
la creación, prioriza la automatización, por sobre la grupalidad, prioriza la
individualidad, y por sobre la educación colectiva, la competencia. Es casi
obvio aclarar que en un mundo marcado por la competencia y la supuesta
“meritocracia”, aquellxs que triunfan son casi exclusivamente lxs que han
nacido en una situación que lxs favorece, especialmente cuando se trata de
acceder a sistemas de explotación del rendimiento (como los institutos), que
acompañando su objetivo, son administrados por capitalistas que cobran cuotas
desmedidas, pagan sueldos escasos y trabajan toda su economía en negro. El
Colegio (que por un lado se dice inclusivo pero por el otro excluye y estimula
la competencia) viene trabajando en políticas para favorecer el acceso de
alumnxs menos beneficiados por su condición tales como el voluntariado o becas,
pero no es suficiente.
II
El
colegio es, como nos indicaba Althusser, un aparato ideológico del estado. El
CNBA, como su nombre lo indica, es un colegio nacido en la discusión sobre la
nación argentina y sobre la argentinidad. No es sorprendente que tanto el
diario como el colegio fundados por Mitre para conformar esa argentinidad hoy
sean espacios frecuentados casi exclusivamente por la burguesía y las clases
acomodadas. Tampoco sorprende caminar por los claustros del colegio y cruzarse
el busto de Miguel Cané, quién creó una ley de deportación injustificada para
echar a lxs sindicalistas y a lxs que luchaban por sus derechos, ni a un aula
nombrada tras Sarmiento, quien dijo (en una carta escrita al mismísimo
Bartolomé Mitre) “Tengo odio a la barbarie popular… La chusma y el pueblo
gaucho nos es hostil… Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso
las masas la única fuente de poder y legitimidad? El poncho, el chiripá y el
rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el
pueblo, haciendo que los cristianos se degraden… Usted tendrá la gloria de
establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el
levantamiento de las masas.” Hoy lxs nos oponemos a eso somos parte de una
tradición de lucha por la igualdad, contra la opresión, contra la discriminación,
y consideramos a la educación un bastión de lucha. Mariátegui, un socialista
peruano que además de señalarnos la diferencia entre tradición y
tradicionalista inscribiéndonos dentro de una tradición de lucha contra los
estancos tradicionalistas, trabajaba en su tiempo y lugar el concepto de
nación, pensaba a la nación así: “Pero, aplazando, la solución del problema
indígena, la República ha aplazado la realización de sus sueños de progreso.
Una política realmente nacional no puede prescindir del indio, no puede ignorar
al indio. El indio es el cimiento de nuestra nacionalidad en formación. La
opresión enemista al indio con la civilidad. Lo anula, prácticamente, como
elemento de progreso. Los que empobrecen y deprimen al indio, empobrecen y deprimen
a la nación. Explotado, befado, embrutecido, no puede el indio ser un creador
de riqueza. Desvalorizarlo, depreciarlo como hombre equivale a desvalorizarlo,
a depreciarlo corno productor. Solo cuando el indio obtenga para sí el
rendimiento de su trabajo, adquirirá la calidad de consumidor y productor que
la economía de una nación moderna necesita en todos los individuos. Cuando se
habla de la peruanidad, habría que empezar por investigar si esta peruanidad
comprende al indio. Sin el indio no hay peruanidad posible. Esta verdad debería
ser válida, sobre todo, para las personas de ideología meramente burguesa,
demoliberal y nacionalista. El lema de todo nacionalismo, a comenzar del
nacionalismo de Charles Maurras y L'Action Francaise", dice: "Todo lo
que es nacional es nuestro".
Con esto
apunto a que las desigualdades de nuestro colegio están enmarcadas en una
desigualdad más grande, en una desigualdad mundial, en donde nuestro país juega
un rol de país periférico y nuestra identidad es negada. No es casualidad que
en el colegio de élite, de la patria, los mayores promedios sean premiados con
un viaje a Europa.
Solo a
través de una reconstrucción de nuestra identidad como “tercer mundo”, junto
con lxs compañerxs nuestramericanos podremos empezar a eliminar la desigualdad
mundial
III
Hablar de
la ideología de nuestra educación es, indefectiblemente, hablar de machismo. Ya
que hablo desde una postura de varón en deconstrucción no pretendo traer línea,
sino dejar un par de puntas para la reflexión. ¿Tiene sentido que la educación
de jóvenes (que están teniendo su descubrimiento sexual) sea negando su
sexualidad? Negando sus posibilidades, su placer.
¿Tiene
sentido seguir invisibilizando a las mujeres como si no fuesen parte de la
historia, ni de la literatura (incluso aún cuando la mayoría de lxs docentes
son mujeres)? ¿Seguir construyendo los roles de géneros, en los que las alumnas
se sienten inseguras y desconfían de su inteligencia, mientras formamos alumnos
soberbios que, sintiéndose superiores, reproducen dinámicas de opresión?
IV
IV
Pensar la
reforma de plan de estudios y las innovaciones técnico-pedagógicas en un
colegio tradicionalista y reaccionario, donde el cuerpo resolutivo (mal
llamado) democrático está protagonizada por un grupo de docentes que son la
viva encarnación de este espíritu conservador, nos obliga a pensarnos a
aquellos que somos parte de una tradición igualitaria, antiimperialista,
feminista y decolonial como un grupo que presente discusiones y que transforme
esas discusiones en lucha, contra una hegemonía que confía en los valores
estancos, anticuados y de desigualdad de la vieja y falsa “nación” burguesa de
Mitre y Sarmiento. Estas discusiones, junto con la histórica pretensión de
“romper la burbuja” comienza por intentar convertir al colegio en un colegio
inclusivo (contrario a la política exclusiva que votaron los docentes del CER),
y de transformar su ideología, desde una perspectiva holística, pensando en las
desigualdades que el Colegio y su identidad construyen y en función de quién,
desde el curso de ingreso.
Por eso
y, aprovechando el cierre del artículo de Manu Sánchez que nos invita a
repensar el curso de ingreso, propongo un trabajo en esa línea.
El curso de ingreso prioriza el rendimiento al aprendizaje: hay que pensar al curso como “igualador” y que siente las bases para dinamizar la educación. Pensar la evaluación como una instancia más de aprendizaje y no como un estresante y determinante comprobación de memoria
El curso de ingreso prioriza el rendimiento al aprendizaje: hay que pensar al curso como “igualador” y que siente las bases para dinamizar la educación. Pensar la evaluación como una instancia más de aprendizaje y no como un estresante y determinante comprobación de memoria
El
ingreso es meritocrático y competitivo, con un “orden de mérito final”: debemos
eliminar la publicación del orden de mérito. Por lo anterior, sentar una base
de aprobación (por ejemplo, 600 pts, lo equivalente a un promedio de 6, el
criterio de los colegios públicos de la ciudad), y que todos los que estén por
encima de este participen de un sorteo
Pensar la
inclusión desde las personas que integran la institución. Ponderar el sorteo
para quienes fueron a primarias públicas, al voluntariado o fueron becados por
necesidad; para los compañeros de Nuestra América, a los aborígenes. Destruir
el concepto del colegio de élite y esa falsa concepción de “lo nacional” y
cambiarlo por lo plurinacional
Transformar
el contenido, apuntar a un contenido más nuestramericano, considerando que
nuestras transformaciones políticas están inscriptas en un bloque continental
que muchas veces actúa en unidad y que sin eso, no podemos entendernos. Incluir
la lucha de género tanto en historia como en los textos a trabajar en literatura
Pensar en
nuevas técnicas pedagógicas, construir las clases con un formato “taller”, para
lo que tal vez sea necesario recortar contenido para trabajar la creación de
lxs estudiantes, pensar en interdisciplinariedad para trabajar en el mismo
curso de ingreso historia y literatura.
Pensar en
nuevas formas de evaluación constante para los cursos de 1ero a 5to año,
alejadas del modelo tradicional, acompañadas de tecnologías (como el celular) y
que apunten a un ser crítico, que pueda analizar la información y no memorizarla.
Comenzar
discusiones más fluidas entre docentes y estudiantes para pensar en un proyecto
de gestión conjunto para la elección de rector/a de 2018
Eliminar los símbolos culturales conservadores y antipopulares que ocupan nuestros claustros.
Eliminar los símbolos culturales conservadores y antipopulares que ocupan nuestros claustros.
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