14 de junio de 2018

Mirada atenta: Liliana Olázar

Entrevista a Liliana Olazar, profesora y Jefa del Departamento de Química 
“Si nos desesperamos por hacer una reforma en un año, tenemos altas posibilidades de fracasar”

En la segunda entrega de Mirada atenta, ciclo de entrevistas con LA GACETA DEL BUENOS AIRES, conversamos con Liliana Olázar , profesora en el CNBA desde 1987 (cuando ingresó para cubrir una suplencia en sexto año), jefa del Departamento de Química y vicerrectora del Instituto Superior del Profesorado “Dr. Joaquín V. González” entre los años 2012 y 2015 

En la charla, Olázar considera la necesidad de llevar a cabo una reforma del plan de estudios y manifiesta que “cuando uno habla de un plan de estudios habla de una manera de pensar la formación” y advierte que “no podemos hacer ninguna reforma con gente que no esté convencida de ello, porque cuando cierre el aula el profesor va a seguir con lo que hacía antes”.
En este sentido, entiende que “la evaluación (es) el gran nudo que nadie quiere desatar. La evaluación va atada a la acreditación; entonces, a partir de ahí comienzan a moverse otros intereses que exceden la evaluación, ya sea de parte de los chicos, de parte nuestra o de los papás. Eso es lo que a mí me resulta más complejo para pensar porque tiene que ver con un cambio de cabeza”. 
Otro aspecto que menciona es el referido a la existencia de un ciclo básico y otro orientado: “tiene que haber un tipo de especialización en cuarto y en quinto; (…) las materias que conforman la currícula no deberían estar ausentes en ninguna orientación”. Ahondando en este aspecto plantea que “creo en las ciencias coordinadas, en pensar temas en donde puedan confluir distintas disciplinas”.
En la misma dirección, Olázar evalúa que “en un colegio con las posibilidades que tiene éste no hay que cercenar los aprendizajes de ningún área ni de ninguna disciplina”, y propone que los que tengan mayores intereses en algún tema puedan profundizarlos a través de talleres u olimpíadas: “la especialización podría ser algo así”. 
En relación con el área de su materia, postula que “todos los estudiantes de este colegio, toda la población, tendría que saber ciencia, como ciudadanos alfabetizados, porque vivimos en una sociedad científico-tecnológica”.
Al abordar otros aspectos de la vida institucional, como por ejemplo el funcionamiento de los Departamentos, reflexiona que  “no estamos funcionando bien como profesionales” y hace referencia a la falta de homogeneidad que existe entre los docentes dentro de un mismo Departamento.
Por otra parte, deja algunas reflexiones sobre el curso de ingreso (no acuerda con un sistema que proponga algún tipo de sorteo), el rol de los preceptores (“el preceptor tutor podría ser una opción, pero se tendría que pensar muy bien la articulación”) y la Dirección de Orientación al Estudiante (“creo que se avanzó con las tutorías y que la figura del tutor llegó para quedarse”). 
Por último, sobre la Educación Sexual Integral y la cuestión de género  rescata el valor del Curso de sensibilización sobre cuestiones de género de la UBA y plantea las dificultades y desafíos para comprender esta problemática.

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