Por Mariano Duna y Manuel Sánchez
En los últimos días, distintos
artículos
periodísticos
han señalado a las profesoras Valeria
Bergman y Ana María Barral
como las principales candidatas para ocupar, respectivamente, el cargo de Rectoras del Colegio
Nacional de Buenos Aires y de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini.
Al igual que hicimos con las candidaturas
presentadas para conducir la Rectoría del CNBA, en La Gaceta del Buenos Aires nos
propusimos realizar una comparación de los dos proyectos encabezados por las
docentes señaladas.
Un resumen del resultado de nuestro
trabajo puede consultarse a través de este LINK;
también pueden leerse los dos documentos de forma paralela descargando el
Proyecto para el CNBA
y para la ESCCP.
En cada archivo se encuentra resaltado y enumerado cada fragmento o secuencia
en el que se observan coincidencias, tal como se muestra en la siguiente
imagen:
A partir de la observación de los
materiales, podemos notar lo siguiente:
-
Los Proyectos de Bergman y Barral son,
en cierta forma, el mismo. Entre ambos solo existen pequeñas diferencias
vinculadas con algunos de los siguientes aspectos:
o Adaptación del texto a particularidades específicas de cada
institución: por ejemplo, para el CNBA se habla de la
“determinación orgánica” del cargo de Regente General y para la ESCCP de su
“creación”.
Sin embargo, en algunos casos estas adaptaciones no se realizan y se mencionan características de la ESCCP como si fueran también las del CNBA (por ejemplo, se hace referencia a escaleras que “envuelven” los ascensores), o se proponen como novedades iniciativas que ya existen. Algunos ejemplos: en el Proyecto del CNBA se desconoce la existencia de tres Consejos de Convivencia -uno por turno-, el actual empleo de un sistema de gestión escolar informatizado, la asignación de tres tipos de becas -del CNBA, de la UBA y de la Asociación Cooperadora- y el envío periódico de Cartas del Rector en las que se informa sobre la participación de estudiantes en Olimpíadas y Certámenes. También se propone crear la “Dirección General de Orientación” -equivalente a la Dirección de Orientación al Estudiante ya existente- y “continuar desarrollando las Jornadas de Socialización de Experiencias Educativas”, que no se organizan actualmente en el Colegio.
o Utilización de términos similares para referirse a un mismo fenómeno: “Ipad, tablet, mp3” en el CNBA y “pantallas táctiles enlazadas al internet, celulares como herramientas de búsqueda” en la ESCCP; o"Espacios informales de intercambio y aprendizaje cooperativo" en el CNBA y "Espacios no formales de intercambio y aprendizaje cooperativo" en la ESCCP, por ejemplo.
por ejemplo.
Sin embargo, en algunos casos estas adaptaciones no se realizan y se mencionan características de la ESCCP como si fueran también las del CNBA (por ejemplo, se hace referencia a escaleras que “envuelven” los ascensores), o se proponen como novedades iniciativas que ya existen. Algunos ejemplos: en el Proyecto del CNBA se desconoce la existencia de tres Consejos de Convivencia -uno por turno-, el actual empleo de un sistema de gestión escolar informatizado, la asignación de tres tipos de becas -del CNBA, de la UBA y de la Asociación Cooperadora- y el envío periódico de Cartas del Rector en las que se informa sobre la participación de estudiantes en Olimpíadas y Certámenes. También se propone crear la “Dirección General de Orientación” -equivalente a la Dirección de Orientación al Estudiante ya existente- y “continuar desarrollando las Jornadas de Socialización de Experiencias Educativas”, que no se organizan actualmente en el Colegio.
o Utilización de términos similares para referirse a un mismo fenómeno: “Ipad, tablet, mp3” en el CNBA y “pantallas táctiles enlazadas al internet, celulares como herramientas de búsqueda” en la ESCCP; o"Espacios informales de intercambio y aprendizaje cooperativo" en el CNBA y "Espacios no formales de intercambio y aprendizaje cooperativo" en la ESCCP, por ejemplo.
o Utilización de lenguaje inclusivo: “ellxs” en el Proyecto de la ESCCP; “ellos” en el del CNBA, entre otros casos similares.
o Cambios que implican una distinta carga valorativa: “Lxs profesores suelen compartir algunos rasgos que hacen a su función” (ESCCP) y “Las y los profesores suelen padecer algunos rasgos que hacen a su función" (CNBA), por ejemplo.
-
El Proyecto de Barral está
prácticamente incluido en el de
Bergman; en este último se agregan referencias a más autores (Octavi Fullat,
David Morley, Edgar Morin, Zygmunt Bauman, Florencio Sánchez) y se desarrollan
con mayor extensión propuestas en torno a la ESI, la Convivencia Escolar y la
Participación Juvenil (si bien se duplica -seguramente por un error en la
edición- una sección correspondiente a la caracterización del contexto).
Sin la intención de realizar valoraciones
sobre la propuesta pedagógica de los dos proyectos, creemos necesario realizar
la siguiente reflexión.
De acuerdo con la Resolución
CS 1504/2010, cada docente que presente su candidatura para
estar a cargo de la Rectoría de un establecimiento de enseñanza secundaria de
la UBA, debe presentar un proyecto institucional que luego es puesto a
consideración del Consejo de Escuela Resolutivo de cada institución (y de toda
la comunidad, a través de la web) junto con
sus antecedentes. Para que este trámite sea algo más que una formalidad
e implique un genuino trabajo pedagógico de diagnóstico, planificación y
evaluación, los proyectos en cuestión deberían ser específicos para cada
escuela o colegio y propios de un/a docente o de un grupo de docentes, en cuyo
caso la autoría colectiva debería especificarse (de hecho, el proyecto de
Barral está firmado también por Federico Oliva).
En muchas ocasiones se piensa la democratización como una simple forma
de elección de autoridades. Tal vez la principal reivindicación no sea que
estudiantes, docentes y nodocentes podamos elegir a la persona que quede
circunstancialmente al frente de una Rectoría; acaso sea preferible alentar que
quienes son representantes en el CER de cada institución y en el Consejo
Superior de la Universidad expliciten sus criterios a la hora de tomar las
decisiones y especifiquen si lo hacen teniendo en cuenta una propuesta
pedagógica, una trayectoria académica, una experiencia de gestión o una serie
de acuerdos políticos.
Ningún criterio es necesariamente
superior a otro: la mejor propuesta educativa puede naufragar si es comandada
por alguien con poca capacidad de liderazgo; y, a la inversa, docentes con
credenciales humildes pueden mostrarse muy hábiles para la gestión. Sin embargo,
como educadores creemos que no debemos renunciar a nuestra capacidad de análisis
crítico y que la gestión, como todo arte, tiene siempre un componente de
ciencia que muchas veces se subestima.
Lo que debería prevalecer, en todo caso,
es la transparencia y la honestidad intelectual. De lo contrario, podrían
generarse falsas expectativas en torno a instituciones que se reconocen por -y
muchas veces se jactan de- la excelencia académica y la meritocracia.
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